jueves

Convirtiéndonos al Misterio

FICHA Nº 02


Convirtiéndonos al Misterio

Recordemos que “mística” no será tanto el camino principal de adelantamiento espiritual que cada quien haga o busque sino más bien, la inefable unión con Dios que cada uno(a) alcance. Y que será preciso que el “místico” cristiano deba ser un creyente cristiano comprometido al servicio de los demás y que su experiencia mística sea homogénea con los valores cristianos para que también esa experiencia mística comprometida pueda ser reconocida como cristiana.

Ahora bien, en este camino de la contemplación y de la mística, los hijos de Dios convertidos a Él, son aquellos transformados y unidos con Dios y movidos por su Espíritu Santo. Y la puerta para enriquecer esta transformación y unión con Dios es la oración, el ejercicio o trato de amistad “con Aquel que sabemos nos ama”.

San Juan de la Cruz, habla poco sobre el modo de oración de los “principiantes”, pero, tiene mucho que enseñar acerca de su condición espiritual, sus tentaciones y fallos, no menos que sus ventajas y logros.

Con su Cántico Espiritual nos regala un camino a descubrir y trabajar en orden al dinamismo de la vida espiritual por el que podría entrar aquel(lla) que desee transitar bajo la acción del Espíritu Santo de Dios y convertirse al misterio de Dios, recibiendo gracia tras gracia.

Dinamismo de la Vida Espiritual o estados o vías de ejercicio espiritual

Vía purgativa ------- Principiantes -----Búsqueda ansiosa
(meditación)

Vía iluminativa ----- Aprovechados -----Encuentro de Amor
(contemplación)

Vía unitiva ----------------- Perfectos ------------Unión plena
(desposorio) ---------(alta contemplación)
(matrimonio)

Estado beatífico -------- aspiración a gloria
a que aspira
(Lo que sigue ha sido resumido y tomado de: TRUEMAN DICKEN, E.W., La Mística Carmelitana. La Doctrina de santa Teresa de Jesús y de san Juan de la Cruz, Barcelona, Editorial Herder, 1981):

La vía purgativa arranca del momento del bautismo. Juan de la Cruz inicia su tema en el punto en que un cristiano se vuelve seriamente a Dios y se decide a servirle fielmente en todo, cueste lo que costare. Es el estado o grado que se describe a menudo, como “conversión”, si bien el término se aplica comúnmente a alguna de las crisis que, de vez en cuando, surgen en algunas almas en el curso de su ulterior progreso. Lo único que tales crisis tienen en común es que dejan al alma con la conciencia de un nuevo propósito y de nueva fuerza en la determinación de entregarse a Dios.
Para Juan de la cruz, la primera conversión señala un estadio definitivo en el aprovechamiento del principiante, el estadio en que aparece el fervor de novicio. Este nuevo fervor por Dios es efectivamente la característica más saliente del principiante. La firme resolución que toma el alma de servir fielmente a Dios es normalmente recompensada por Él con abundancia de gracia enteramente nueva. Por este tiempo, las “ayudas visuales” fomentarán particularmente la devoción, pues el alma está aún fuertemente apegada a todo linaje de objetos materiales. Imágenes, estampas, crucifijos y toda la belleza exterior del culto de la Iglesia, tienen atractivo natural para tales personas y sirven para dirigir su atención a las realidades que representan.

Observa Juan de la Cruz, que no hay en ello peligro grave de idolatría, pues la razón de la devoción del alma está en lo representado, no en la imagen que lo representa
[1]. “Porque hay almas que se mueven mucho en Dios por los objetos sensibles”[2] nota el santo, y da la razón: “…que a los principiantes bien se les permite y aun les conviene tener algún gusto y jugo sensible acerca de las imágenes, oratorios y otras cosas devotas visibles”[3] En ese camino de conversión, el error de estos principiantes consiste en que no se percatan de que toda su devoción no es en realidad más que una respuesta refleja a la satisfacción espiritual inmediata que tan abundantemente les concede Dios mismo por este tiempo. De ahí que, si es cierto que evitarían con horror toda ofensa deliberada contra Dios, son, por otra parte, muy vulnerables a lo que el santo clasifica como tentaciones de “vicios espirituales”. Uno de esos vicios es que no se cansan de admirar su propio fervor, y así pierden la humildad, única que puede corregir la falsa perspectiva de su relación con Dios[4].

Consecuencia de ello es que el principiante es fácilmente tentado de impaciencia contra sus acompañantes espirituales, cuya prudencia toma él falsamente por tibieza; parécele que tales confesores y acompañantes de espíritu carecen del empuje y entusiasmo de que se cree él mismo animado, y no es raro que empiece a buscar otros guías “más espirituales”. El neófito generalmente cae en sobreestimar sus en realidad limitadas fuerzas espirituales, puede fácilmente dejarse llevar a tomar resoluciones que luego es incapaz de realizar. “Presumiendo, suelen proponer mucho y hacen muy poco”
[5]. Y si no es sabiamente aconsejado y no se le refrena con amor, pero con firmeza, en su excesiva determinación, puede venir a desalentarse luego, indebidamente, a la vista de los subsiguientes fracasos. El resultado será entonces que la voluntad pierda aun lo poco que, con la gracia de Dios, podía haber logrado.

El infortunado que cae en este estado difícilmente evitará tornarse desabrido en su trato con Dios. ¡Ha dado, piensa, lo mejor que tenía y Dios no le ha correspondido! Su fervor no ha producido más que humo y ruido, cuando él pensaba que merecía de Dios un alto éxito. Desilusionado, no ve que todo el gusto que ha sentido en las cosas de Dios fue don libérrimo y gratuito suyo. Ahora no siente ya gusto en la oración, porque, sin darse cuenta de ello, el que antes sentía procedía de la satisfacción personal que hallaba en ella; y esta satisfacción no pueda ya hallarla precisamente por su propia actitud exasperada.

De la mano con este desabrimiento contra la sequedad va la tentación de envidia contra quienes prosperan espiritualmente y cuyo aprovechamiento parece asegurado. Oir alabar a tales personas es como sal en la herida, y, así provocada, el alma corre peligro de perder, a par de la humildad, la caridad. No es fácil amar a quienes envidiamos, sobre todo cuando parece haber en ello un reproche implícito de haber nosotros fracasado donde los que envidiamos han triunfado. El principiante rara vez es tan humilde que se alegre de que haya otros que glorifican a Dios más que él. Mucho menos puede agradecer que sus esfuerzos hayan pasado inadvertidos, con lo que se le ha ahorrado la tentación de sentir soberbia por sus méritos, por modestos que sean.

¿Dónde puede, pues, hallar el principiante alguna seguridad espiritual? Con todo su fervor de “novicio”, es mucho, mucho más débil de lo que se imagina, y está en mayor peligro de lo que puede percatarse. Su seguridad está en la habitual sumisión sana y equilibrada, al juicio de quienes tienen más conocimiento y experiencia que él, y cuya autoridad, secular o religiosa, les da derecho natural a su respeto y obediencia. El principiante debe cultivar con todas sus fuerzas la humildad y sumisión, manteniendo su integridad, personalidad, juicio y madurez que deben tener desde la libertad los(as) hijos(as) de Dios. Pero también como observa san Juan de la Cruz: “Algunos tienen tanta paciencia en esto del querer aprovechar, que no querría Dios ver en ellos tanta (paciencia)”
[6]
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Textos Carmelitanos, San juan de la Cruz:
[1] 3 Subida 15,2
[2] 3 Subida 24,4
[3] 3 Subida 34,1
[4] 1 Noche 2,1
[5] 1 Noche 2,3
[6] 1 Noche 5,3

Texto Bíblico para reflexionar y orar: Efesios 2,1-10:
Por gracia han sido salvados (Conversión don de Dios)

v1 Ustedes estaban muertos a causa de sus faltas y sus pecados en que andaban. 2 Con ellos seguían la corriente de este mundo y al soberano que reina entre el cielo y la tierra, el espíritu que ahora está actuando en los corazones rebeldes.

3 De ellos éramos también nosotros, y nos dejamos llevar por las codicias humanas, obedeciendo a los deseos de nuestra naturaleza y consintiendo sus proyectos, e íbamos directamente al castigo, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios es rico en misericordia: ¡con qué amor tan inmenso nos amó!

5 Estábamos muertos por nuestras faltas y nos hizo revivir con Cristo: ¡por pura gracia ustedes han sido salvados! 6 Nos resucitó en Cristo Jesús y con él, para sentarnos con él en el mundo de arriba. 7 En Cristo Jesús Dios es todo generosidad para con nosotros, por lo que quiere manifestar en los siglos venideros la extraordinaria riqueza de su gracia.

8 Ustedes han sido salvados por la fe, y lo han sido por gracia. Esto no vino de ustedes, sino que es un don de Dios; 9 tampoco lo merecieron por sus obras, de manera que nadie tiene por qué sentirse orgulloso. 10 Lo que somos es obra de Dios: hemos sido creados en Cristo Jesús con miras a las buenas obras que Dios dispuso de antemano para que nos ocupáramos en ellas.

Otros textos posibles: 1 Cor 6, 19-20; 1 Cor 4,16-17; Fil 3,5-16 testimonio de Pablo.

Ponente: Iván Mora Pernía

Mística Cristiana y Mística Carmelitana

FICHA Nº 01


Mística Cristiana y
Mística Carmelitana
“No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho; y así lo que más os despertare a amar, eso haced” 4M 1,7

¿Qué es la experiencia mística cristiana?
Es un “saber” (aunque “como no-sabiendo”), desde la fe. Por así decirlo, “padeciendo” una iniciativa, una presencia, una acción.

¿Dónde hay que buscar y reflexionar cuando se habla de “mística”?
Podríamos decir que este término intenta señalar ese momento o nivel, o expresión de la experiencia religiosa en la que se vive un determinado mundo espiritual-religioso como experiencia de interioridad y de inmediatez.

Nosotros, pretenderemos vivir una experiencia de amistad (experiencia religiosa particular) de unidad-comunión-presencia, en donde lo que se “sabe” o se “vive”, o se “experimenta”, es precisamente la realidad (soy amigo(a) del Amigo Cristo), el dato real presente (Cristo es mi Amigo) de esa unidad-comunión-presencia.

No queremos vivir aquí o allá, una reflexión, una conceptualización, una racionalización del dato religioso vivido. Todo esto muy conscientes del sentido de indeterminación y de inefabilidad de la experiencia “mística”

Tampoco concederemos mayor relieve a un complejo de fenómenos más o menos espectaculares, que a veces, en otras latitudes religiosas se designan como “paramísticos” (éxtasis, visiones, levitaciones, estigmas, etc), aunque se puedan relacionar de varias maneras con la experiencia mística auténtica y sean sustancial y verdaderamente exteriores a ella.

¿Qué es entonces, la mística carmelitana?
La mística carmelitana es experiencia de vida en y con la Trinidad. Es salida o pérdida de sí mismo(a), conocimiento de sí e irrupción de la experiencia de las gracias naturales y sobrenaturales de Dios, para amar mejor y servir mejor, desde la unión con Dios.

Es la fe, amistad, amor, relación y compromiso en movimiento. Es vida, es mirada amorosa o contemplativa, es un despertar para amar relacionándose con la Trinidad, la comunidad, el grupo y los(as) hermanos(as)

Es oración como “trato de amistad” para amar, servir y vivir en y desde la Trinidad. Es descubrir nuestra interior intimidad donde se hace presente la Palabra, el Verbo, para escucharle y que nos escuche, para mirarle y que nos mire, para contemplarle y que nos contemple, en “la música callada” de nuestros sentidos, pulsiones, apetitos y apegos, dentro de “la soledad sonora” de su silencio amoroso. Es “mirar con amor al Presente en mí” (Maximiliano Herráiz), y servirle con y por amor. Es revivir y recrear la experiencia con Dios. Personalizarla.

Características: La mística carmelitana posee unos rasgos peculiares:

a) Surge de la amistad: Amistad humanamente humana a lo divino. El Amigo (Trinidad) que ama al amigo orante; y éste que quiere amar al Amigo (Trinidad) y a los “amigos del Amigo”

b) Es dinámica: Es búsqueda de Dios y entrega de éste hasta el encuentro supremo; es una invasión progresiva de la gracia, de la misericordia y del amor de un Amigo presente en la persona humana; es una interiorización-profundización paulatina en los misterios cristianos; nacimiento de deseos genuinos de entrega mutua, es un florecer de virtudes y actitudes sanas.

c) Se basa en la Palabra: Escucha y degustación de los mejores textos bíblicos, preferentemente del Evangelio, profundizando en la misma vida y oración de Jesús. Aprendiendo del Maestro.

d) Es cristocéntrica: Ante la Palabra surge un encuentro de amistad, un diálogo, una relación, una conversación de amigos, una mirada contemplativa ante el Jesús del Evangelio y de la Gloria, ante el Amigo que nunca falla (V 22, 6-7)

e) Es apostólica y eclesial: El ejercicio y la vida de amistad orante desembocan necesariamente en la preocupación por los intereses de los dos amigos: la Iglesia, el mundo, los otros orantes, los “amigos del Amigo”, el compromiso, el sufrimiento del hermano.

f) Apta para el grupo y la comunidad: Busca el compartir: en amistad humana y cristiana, en un clima de interrelación orante entre amigos, con actitudes evangélicas de sencillez, espontaneidad, receptividad, humildad, desasimiento de apegos y cosas materiales, alegría, apertura.

g) Tiende a la contemplación: Es decir, no tanto a la búsqueda de las manifestaciones y fenómenos místicos, sino que busca la normalidad de una oración de mirada amorosa de la Trinidad presente. Tiende a la interiorización y al silencio interior, a la adoración del misterio y a la experiencia de su encuentro.

h) Es un camino: Camino que se hace también al andar. Nace y crece dentro de un proyecto de vida cristiana en marcha, tanto para el orante como para el grupo y la comunidad. Es una marcha o una subida o un adentramiento en el propio castillo interior. Enraizados en una vivencia de fe, esperanza y amor para el servicio y para el compromiso, con momentos de alegres luces y también con momentos de verdaderas noches oscuras.
Texto Carmelitano: Camino 26, 1-3.
Santa Teresa de Jesús


26, 1. Ahora, pues, tornemos a nuestra oración vocal para que se rece de manera que, sin entendernos, nos lo dé Dios todo junto, y para -como he dicho- rezar como es razón.
La examinación de la conciencia y decir la confesión y santiguaros, ya se sabe ha de ser lo primero. Procurad luego, hija, pues estáis sola, tener compañía. Pues ¿qué mejor que la del mismo maestro que enseñó la oración que vais a rezar? Representad al mismo Señor junto con vos y mirad con qué amor y humildad os está enseñando. Y creedme, mientras pudiereis no estéis sin tan buen amigo. Si os acostumbráis a traerle cabe vos y El ve que lo hacéis con amor y que andáis procurando contentarle, no le podréis -como dicen- echar de vos; no os faltará para siempre; ayudaros ha en todos vuestros trabajos; tenerle heis en todas partes: ¿pensáis que es poco un tal amigo al lado?

2. ¡Oh hermanas, las que no podéis tener mucho discurso del entendimiento ni podéis tener el pensamiento sin divertiros!, ¡acostumbraos, acostumbraos! Mirad que sé yo que podéis hacer esto, porque pasé muchos años por este trabajo de no poder sosegar el pensamiento en una cosa, y eslo muy grande. Mas sé que no nos deja el Señor tan desiertos, que si llegamos con humildad a pedírselo, no nos acompañe. Y si en un año no pudiéremos salir con ello, sea en más. No nos duela el tiempo en cosa que tan bien se gasta. ¿Quién va tras nosotros? Digo que esto, que puede acostumbrarse a ello, y trabajar andar cabe este verdadero Maestro.

3. No os pido ahora que penséis en El ni que saquéis muchos conceptos ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de que le miréis. Pues ¿quién os quita volver los ojos del alma, aunque sea de presto si no podéis más, a este Señor? Pues podéis mirar cosas muy feas, ¿y no podréis mirar la cosa más hermosa que se puede imaginar? Pues nunca, hijas, quita vuestro Esposo los ojos de vosotras. Haos sufrido mil cosas feas y abominaciones contra El y no ha bastado para que os deje de mirar, ¿y es mucho que, quitados los ojos de estas cosas exteriores, le miréis algunas veces a El? Mirad que no está aguardando otra cosa, como dice a la esposa, sino que le miremos. Como le quisiereis, le hallaréis. Tiene en tanto que le volvamos a mirar, que no quedará por diligencia suya."
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Recordemos que ésta E. M. C., va dirigida a quienes desean estar bajo las mociones del Espíritu Santo de Dios y aprender a orar más desde la meditación y la contemplación. Con y desde la espiritualidad y experiencia oracional de los santos del Carmelo que son maestros del encuentro con Dios.
La experiencia de la Mística Carmelitana es “abierta” a quienes busquen recrear desde Dios, su “yo consciente” para trascender los límites de la experiencia ordinaria y del conocimiento normal en “moradas” de oración que nos lleven a comprometernos más con nuestros prójimos, grupo, comunidad, familia e iglesia.

Descubriremos juntos (aunque la vivencia sea personal), los diversos “grados de aprovechamiento espiritual” y buscaremos acercarnos a los misterios de Dios por experiencias oracionales de “desenvolvimiento espiritual” que hagan más corto el camino y obtener la gracia de la contemplación.
Por eso es necesario tener en cuenta, como dice San Juan de la Cruz que, “Dios está como el sol sobre las almas para comunicarse a ellas”1 y que los que tienen la responsabilidad de acompañar espiritualmente a otros(as), “adviertan estos tales que guían las almas y consideren que el principal agente y guía y movedor de las almas en este negocio no son ellos, sino el Espíritu Santo” 2
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Texto Bíblico para reflexionar y orar:
Jesús y Nicodemo: Juan 3, 1-22
1 Entre los fariseos había un personaje judío llamado Nicodemo. Este fue de noche a ver a Jesús y le dijo: 2 "Rabbí, sabemos que has venido de parte de Dios como maestro, porque nadie puede hacer señales milagrosas como las que tú haces, a no ser que Dios esté con él." 3 Jesús le contestó: "En verdad te digo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo desde arriba." 4 Nicodemo le dijo: "¿Cómo renacerá el hombre ya viejo? ¿Quién volverá al seno de su madre?"
5 Jesús le contestó: "En verdad te digo: El que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. 6 Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu. 7 No te extrañes de que te haya dicho: "Necesitan nacer de nuevo desde arriba". 8 El viento sopla donde quiere, y tú oyes su silbido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo le sucede al que ha nacido del Espíritu."
9 Nicodemo volvió a preguntarle: "¿Cómo puede ser eso?" 10 Respondió Jesús: "Tú eres maestro en Israel, y ¿no sabes estas cosas? 11 En verdad te digo que nosotros hablamos de lo que sabemos, y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. 12 Si ustedes no creen cuando les hablo de cosas de la tierra, ¿cómo van a creer si les hablo de cosas del Cielo? 13 Sin embargo, nadie ha subido al Cielo sino sólo el que ha bajado del Cielo, el Hijo del Hombre. 14 Recuerden la serpiente que Moisés hizo levantar en el desierto: así también tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, 15 y entonces todo el que crea en él tendrá por él vida eterna.
16 ¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él. 18 Para quien cree en él no hay juicio. En cambio, el que no cree ya se ha condenado, por el hecho de no creer en el Nombre del Hijo único de Dios. 19 Esto requiere un juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. 20 Pues el que obra el mal odia la luz y no va a la luz, no sea que sus obras malas sean descubiertas y condenadas. 21 Pero el que hace la verdad va a la luz, para que se vea que sus obras han sido hechas en Dios".
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[1] Llama 3, 47.
[2] Llama 3, 46; Cfr., Llama 1,36 y 2, 34 desde donde habla del apetito natural.
Ponente: Iván Mora Pernía

Bibliografía


Breve Bibliografía de la Mística Carmelitana

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BERNARD, Charles André, Símbolos Espirituales, en FIORES-GOFFI (dir.) Nuevo Diccionario de Espiritualidad, Madrid, Paulinas, 19832, pp. 1304 - 1316.

CASTRO, Gabriel, La plenitud mística y cristiana. Ensayo de orden para textos y descripciones sanjuanistas: Monte Carmelo, 98 (1990) 2-3, pp. 455-492.

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VELASCO, Juan Martín, Experiencia de Dios desde la situación y conciencia de la ausencia, en A.GARCIA SIMON (dir.) Actas del Congreso Internacional Sanjuanista, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1993, p.247.

domingo

Temática e informaciones

Fechas y Temas:

01) 20 Octubre 2007: Mística Cristiana – Mística Carmelitana

02) 17 Noviembre 2007: Convirtiéndonos al Misterio.

03) 19 Enero 2008: Contemplar a Dios desde la comunidad.

04) 16 Febrero 2008: El silencio contemplativo del Misterio.
05) 15 Marzo 2008: Espíritu Santo, cumbre de la mística.
06) 19 Abril 2008: Ser contemplativos desde lo cotidianamente adverso o natural.
07) 17 Mayo 2008: El misterio de la fenomenología mística.
08) 21 Junio 2008: El caminito para llegar al Dios contemplado.
09) 19 Julio 2008: La ciencia del Amor
Retiro Anual: “El Tesoro Escondido”, en fecha que oportunamente se avisará
Horario: 8:30 am Reparto de material, asistencia, avisos, bienvenida. 9:00 am. Inicio de la actividad y experiencias oracionales, hasta las 12m todos los 3eros sábados de mes.

Traer: Cuaderno de apuntes, bolígrafo, Bíblia, La secuencia de las Fichas de la E.M.C. que se irán dando progresivamente.Su refrigerio y refrescos para la hora de receso (compartir). Si puede, un cojín o pequeña alfombra para sentarse cómodamente en el suelo, sólo para el momento de la experiencia oracional.

Se sugiere que: quien participe lo haga seguido y sin faltar a ninguna de las experiencias.

Inscribirse formalmente con nuestra Secretaria.
“Diezmo místico”: Depositar sus contribuciones voluntarias en BANCO PROVINCIAL CUENTA DE AHORRO Nº. 0108 0029 30 0200380019 A nombre de: Belkina Gamboa.
Directiva E.M.C.:
Rectora: Hna. Ana de Jesús
Coordinador General: Iván Mora Pernía

Promotora ejecutiva: Consuelo de Castillo 0414-2673407 y 0212-2671130 consuema2@hotmail.com

Secretaria: Milagros Quintela 0414-2496524 y 0212-2710985 milagros_quintela@mckinsey.com

Tesorera: Belkina Gamboa 0414-1277801 y 0212- 977.33.56 belkinag@yahoo.com.mx


Blog de la Mística Carmelitana:

http://misticacarmelitana.blogspot.com/

viernes

Mística Carmelitana

Escuela de la Mística Carmelitana


Monasterio Carmelitas Descalzas de Los Chorros. Caracas

Av. Principal de Los Chorros Callejón Camurí, 19

Apdo. Los Ruices 70433

Caracas 1071. VENEZUELA (0212) 2348031


Dirigido a quienes desean aprender a orar más desde la meditación y la contemplación, con y desde la espirtualidad y experiencia oracional de los santos del Carmelo.

La experiencia de la Mística Carmelitana es "abierta" a quienes busquen recrear desde Dios, su "yo consciente" para trascender los límites de la experiencia ordinaria y del conocimiento normal en "moradas" de oración que nos lleven a comprometernos más con nuestros prójimos, grupo, comunidad, familia e Iglesia.

Pueden participar Laicos comprometidos, Agentes de Pastoral, estudiantes, profesionales o no, amas de casa, matrimonios, novios, grupos eclesiales, catequistas, jóvenes mayores de 17 años, ministerios de música, grupos del carmelo.

Horario: 8:30 am hasta las 12m

Llevar: Cuaderno de apuntes, bolígrafo. Su refrigerio y bebidas para la hora del receso. Si puede, un cojin.

Se sugiere que quien participe lo haga seguido y sin faltar a ninguna de las experiencias.

Será una vez al mes según estas fechas pre-establecidas:

3eros Sábados de 2008:

19 Enero, 16 Febrero, 15 Marzo,

19 Abril, 17 Mayo, 21 Junio, 19 Julio

Contacto para inscripciones:

Milagros Quintela 0414-2496524 y 0212-2710985