¿Qué es la Contemplación?
Contemplar significa mirar con un amor intenso, cordial, cercano, comprometido. Ciertamente, pueden contemplarse las cosas y bellezas de la tierra, lo mismo que las obras que los hombres han creado por el arte o por la ciencia. Aunque puede realizarse en el conocimiento sensitivo (visión), generalmente se reserva al orden espiritual (mente) y en forma estricta y fuerte solo pueden contemplarse verdaderamente las personas. La Contemplación tiene un sentido dialogal: es un cruce de miradas, un encuentro con los ojos que se dicen (se regalan) la vida al encontrarse en gesto de amor y de confianza.
¿Qué es la Contemplación Cristiana?
En el Cristianismo la Contemplación indica en general una forma superior de conocimiento por la Fe, bajo el influjo de la caridad. Es un acto simple en su emisión funcional, pero denso de contenido cuyo cauce y normal expresión es la Oración dirigida a la Persona Divina. El término Contemplación no es frecuente en las Sagradas Escrituras ni tiene el significado que se le ha dado hoy día, gracias a la Teología y a la tradición espiritual; la Contemplación es un elemento esencial para la Iglesia: atención penetrante y constante a la Palabra de Dios y al misterio de su presencia en el sagrario, en el templo, en el seno de la Iglesia o en la interioridad de cada miembro. Por lo tanto la Contemplación es una función constitutiva de la Iglesia, no en su estructura jerárquica y visible, sino en su vida interior.
Contenido Doctrinal Teresiano sobre la Contemplación Cristiana (visión de Dios)
* Base Cristológica: en la oración teresiana se destaca en primer lugar la función imprescindible de Jesucristo como ser humano, su importancia permanente como creatura, un hombre de la tierra, y al mismo tiempo Jesús no solo conduce al Padre, sino que es Dios mismo, el Dios a quien el alma encuentra en su camino de búsqueda interior, y como consecuencia esa búsqueda debe traducirse en el doble mandamiento de Mc 12, 28-34: para amar a Dios del todo hay que amar también al hombre. “De donde pues es verdad en lo que Cristo nos enseñó, y todo lo demás no es nada ni se ha de creer si no conforma con ello..”, Juan de la Cruz, (2S 22,8)
* Encuentro Interhumano: es la apertura hacia los otros. Esta exigencia de amor al prójimo (al hombre) deriva de la misma estructura cristológica de la contemplación cristiana El que ama a Cristo no se encuentra ya con Dios a secas: ama a Dios en la experiencia y en el rostro humano. Sabe contemplar quien sabe amar, viviendo sólo para el desarrollo y el despliegue del amor a Dios en (por medio del) amor a los hermanos. En el sentir teresiano quien diga que ha encontrado a Jesucristo y permanezca contemplando a bobas su figura mientras andan los hombres derrumbados, no ha entendido lo que es Cristo; la oración contemplativa teresiana se encuentra íntimamente ligada al compromiso de la acción abierta hacia los otros. (6 Moradas 7,4)
* Profundización Trinitaria: la Trinidad es un misterio de vida en la que las tres personas “se aman y se conocen”. Dios no es el vacío donde el alma acaba, sino la comunión original de personas. “Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayúdame a olvidarme totalmente de mí para establecerme en tí, inmóvil y tranquila…” Sor Isabel de la Trinidad, Elevación a la Santísima Trinidad.
COMUNIDAD: Etimológicamente “comunidad” significa calidad de común, compartido por dos o más. Desde el punto de vista antropológico Comunidad es un grupo social conformado por personas que tienen intereses comunes. Ejemplos de comunidades: comunidades religiosas, comunidades científicas, comunidades artísticas, laborales, etc. En su esencia el hombre es un ser sociable que lo impulsa a la necesidad de vivir y mantener contactos sociales, intercambios con otros, de esta forma crece y se desarrolla su personalidad como ser humano. Dentro de la diversidad de comunidades que puedan existir, específicamente en las de ambiente eclesial o religioso (vida consagrada, laicos, fieles parroquiales), el centro gira en función del acercamiento del hombre a Dios, de su constante búsqueda, de la Comunión con Dios y como consecuencia inmediata, con los hombres.
(Vida-Testimonio): Fray Lorenzo de la Resurrección, Carmelita Descalzo del siglo XVI.
Nicolás Herman (Fray Lorenzo de la Resurrección) nació en 1641 en Hériménil, un pueblito a cuatro kilómetros de Lunéville, en la Lorena, al este de Francia. Sus padres eran gente humilde de buenas costumbres humanas y religiosas, y aunque Nicolás estaba dotado de buena inteligencia, no parece haber tenido ocasión de estudiar. Poco se sabe de su primera juventud, y según su primer biógrafo con quien mantuvo contacto, José de Beaufort, su vida comenzó a los dieciocho años, cuando ante un árbol reseco que florecía “recibió una elevada visión de la Providencia y del Poder de Dios, que jamás se le borró del alma”, dicho en una conversación retrospectiva que le hizo el propio Nicolás, siendo ya Fray Lorenzo.
En 1632 la Lorena es ocupada por Francia y Nicolás Herman decide unirse a la milicia para el combate. La vida militar es extremadamente dura, y en esta guerra conocida como Guerra de los Treinta Años tristemente célebre por las atrocidades y crueldades inhumanas, donde los soldados no se echaban para atrás, Nicolás lamentará después su pasado guerrero deplorando sus pecados ante Dios, de los cuales no se conoce ninguno. En 1635 una herida de guerra lo sacó del campo de batalla, dejó definitivamente el ejército y regresó a su casa. Desempeñando varios trabajos, llegó a París donde frecuentaba la iglesia de Notre Dame donde le pedía mucha luz a la divina providencia. El tío Juan, hermano de su madre, es hermano lego de la comunidad de Carmelitas Descalzos en París, se convirtió en su director espiritual. En 1640 Nicolás decide entrar a los Carmelitas Descalzos de la calle Vauginard en París, y dos meses después tomó el hábito y la capa parda de los hermanos legos. Escoge entonces un nuevo nombre: Lorenzo, y no por casualidad, ya que este es el santo patrono de la iglesia de su pueblo.
Lorenzo que habrá de acostumbrarse a su nuevo nombre ha entrado como “hermano lego”, igual que su tío a la comunidad de Carmelitas, y mientras la mayor parte de los frailes en esta casa se consagran a la labor sacerdotal y los jóvenes en etapa de formación se preparan para ello, los hermanos legos toman sobre sí las tareas materiales más pesadas; es nombrado cocinero de la comunidad, servicio que prestará durante 15 años. Lorenzo, según expresión de la madre Teresa de Ávila, buscará a Dios “entre los pucheros”. Luego de este tiempo el estado de salud del hermano Lorenzo se deterioró por lo cual le fue cambiado su oficio de cocinero a zapatero de la comunidad. Así estará en este oficio y mantendrá la lucidez hasta el último momento de su vida, en la mañana del 12 de febrero de 1691 cuando entregó su alma al Todopoderoso a los 77 años de edad y donde finalmente logró ser plenamente feliz.
¿Tendrá Lorenzo un mensaje hoy para nosotros?
“Si se practica la Presencia de Dios como es debido, en poco tiempo se llega a ser espiritual”. Sus escritos y consejos están llenos de sugerencias pedagógicas para vivir la Presencia de Dios:
Comienza sincerándote contigo mismo, QUERER conocer la dicha de la Presencia de Dios y de una vez y para siempre, pues la vida se encargará de ahogar las buenas resoluciones si tú no las vuelves a poner una y otra vez en práctica. Por eso insiste en que nos dejemos de andar cocinando sin Dios nuestros asuntos.
Sigue con el PENSAMIENTO puesto en ÉL, con jaculatorias, oraciones donde lo hagas presente como el Padrenuestro, o tal vez orar junto con María. Dios está en todas las cosas, pero principalmente dentro de ti.
La idea es ir adquiriendo el hábito de vivir conscientemente al sol de la Presencia de Dios y la REPETICION de los actos de su presencia es determinante. Sólo a base de machacar se aprende el oficio .
Los momentos o TIEMPOS FIJOS para orar suelen ser muy difíciles hoy día (excepto para algunos la Eucaristía del domingo). Al prestar mayor atención a Dios en el curso de la jornada dará sus frutos en los tiempos más largos.
Sugerencias de Lorenzo en comunidad:
El prójimo es el portador de Cristo. Es tu hermano o tu hermana, con quien Cristo, por así decirlo se identifica. El cocinero Lorenzo en su servicio a los hermanos, pensaba con frecuencia, como lo atestigua su biógrafo, en las palabras de Jesús: “Cada vez que lo hicieres con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicieres” (Mt 25,40). El veía en el hombre algo más que un ser humano. Lorenzo cocinaba para sus hermanos “como si fueran ángeles”, afirma su biógrafo Beaufort, con una intuición del todo singular sobre el paladar y apetito angélico. A propósito de su apostolado, entre los pobres, “Se hacía todo en todos para ganarlos a todos para Dios. Enterarse de una necesidad era para él el detonante de una oración, como lo atestiguan todas sus cartas. Durante esas horas se desvivía por los demás, la comunidad de los hermanos venía piadosamente a sentarse a la mesa, y luego vuelta a comenzar. A mediodía, a la noche, durante la semana, el domingo, quince años uno tras otro. “No debemos cansarnos de hacer pequeñas cosas por amor de Dios, que no mira la importancia de la obra, sino el amor”... “Trabajos ordinarios, si, pero hechos por puro amor de Dios”. Y lo que nunca les faltará ni a Dios ni a Lorenzo, será el sentido del humor. Después de cometer una falta le dice al Señor: “Esto es lo mío, lo único que yo sé hacer. A ti te toca no dejarme caer”.
En conclusión, Lorenzo alcanzó su liberación interior gracias a la oración, y supo que la oración no era algo reservado para tal o cual estado de vida, sino que es posible en ese lugar concreto donde nos movemos, en la comunidad a la cual pertenecemos: en tu casa, en la calle, en esa profesión y con esas responsabilidades que son tuyas.
Lorenzo es el hermano de todas las personas normales que viven en comunidad, es el auténtico hermano lego, pero como maestro experimentado nos señaló un camino que conduce a Dios y que de Dios conduce hacia los hombres: el camino de la Presencia de Dios. Decidirse a recorrerlo poco a poco irá creciendo en nosotros la sensación de poseer en nuestro interior un Manantial.
TEXTOS BÍBLICOS: Para contemplar orando: Mt 6,9-18; y amar: 1Jn 4,19 al 5,4; Jn 13,34; Mt 25,40
Pregunta de ayuda para la reflexión personal: A partir de este momento ¿En qué cosas o acontecimientos de mi vida haré conscientemente que la "Presencia de Dios" me mantenga firme y dispuesto(a) a obrar y dar testimonio según Dios?
Bibliografia recomendada:
1) “La Práctica de la Presencia de Dios” por ediciones DEDEBEC, edición 1942.
2)“Vida y Pensamientos de Fray Lorenzo de la Resurrección”, por Conrad de Meester, edición 1984.
3)Revista ORAR #177 “La Práctica de la Presencia de Dios”, Editorial Monte Carmelo, edición 2005.
4)"Actitudes Morales Fundamentales" por Dietrich y Alice von Hildebrand, edición 2003.
Ponente: Hna. Ana de Jesús Ochoa, Carmelita Descalza
1 comentario:
Bibliografia recomendada:
1) “La Práctica de la Presencia de Dios” por ediciones DEDEBEC, edición 1942.
2)“Vida y Pensamientos de Fray Lorenzo de la Resurrección”, por Conrad de Meester, edición 1984.
3)Revista ORAR #177 “La Práctica de la Presencia de Dios”, Editorial Monte Carmelo, edición 2005.
4)"Actitudes Morales Fundamentales" por Dietrich y Alice von Hildebrand, edición 2003.
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